En cinco meses, se han registrado 304 muertes en el trabajo: son 2 fallecimientos al día y 16 más que de enero a mayo de 2023

En el mes de mayo, se sumaron 62 muertes en el trabajo a las ya acumuladas hasta entonces. Exactamente, 2 fallecimientos cada día, la misma tendencia que se venía observando en la siniestralidad laboral de enero a abril. Esto supone un aumento, para los primeros cinco meses del año, de 16 muertes.

En el periodo de enero a mayo de 2024, el número de accidentes de trabajo con baja fue de 254.535; mientras que el de accidentes de trabajo sin baja fue de 226.672. Comparando las cifras con el mismo periodo del año anterior, los accidentes con baja experimentaron un aumento del 1,7 % y los accidentes sin baja, una disminución del 0,9 %.

Dentro de los accidentes con baja, se produjeron 219.440 accidentes en jornada de trabajo y 35.095 accidentes in itinere. La variación en relación al mismo periodo del año anterior se situó en el 1,1 % para los accidentes en jornada y en el 5,8 % para accidentes in itinere.

Muertes en el trabajo: en jornada e in itinere

De los 219.440 accidentes con baja en jornada, 1.510 accidentes fueron graves y 257 accidentes fueron mortales. Comparando estos datos con los del mismo periodo del año anterior, se produjeron 27 accidentes graves menos, pero 12 accidentes mortales más.

Respecto a los 35.095 accidentes con baja in itinere, 405 accidentes fueron graves y 47 accidentes fueron mortales. Suponen 34 accidentes más que en esos meses de 2023 y 4 accidentes mortales más.

Es decir, 16 muertes en el trabajo más en cinco meses. Y, en porcentaje, un mayor crecimiento entre los accidentes mortales in itinere que en jornada.

Tras el análisis de estas cifras, desde USO no podemos consentir que, en los cinco primeros meses de 2024, acumulemos ya una cifra de 304 fallecidos por accidente de trabajo. Es una triste y vergonzosa realidad: dos personas al día fallecen en el trabajo o a consecuencia del mismo.

Falta de medios para la prevención

USO lleva años reivindicando la falta de protección que sufren las personas trabajadoras. Y esto, sin duda, se traduce en un aumento de las cifras de siniestralidad acumuladas a través del tiempo. Desde USO, exigimos que se tomen las medidas oportunas para reducir estas cifras de siniestralidad.

Además, consideramos que no es que haga falta una reforma de la normativa: la existente proporciona las herramientas adecuadas para luchar contra la siniestralidad. El problema reside en que lo que no se ponen todos los medios, tanto técnicos como humanos, para controlar el cumplimiento exhaustivo y riguroso de la normativa. Exigimos tomar las medidas correspondientes contra quienes no la cumplan; porque, en este caso, no cumplir las normas cuesta vidas.

Construcción e industria manufacturera

Por sectores de actividad económica, los primeros puestos en cuanto a accidentes de trabajo con baja en jornada son para: Industria manufacturera (40.115), Construcción (33.574) y Comercio y reparación de vehículos (29.331).

Respecto a los fallecimientos, varios coinciden: Construcción (60), Transporte y almacenamiento (54) e Industria manufacturera (37).

La siniestralidad por regiones queda encabezada por: Andalucía (36.809), Cataluña (35.423) y Madrid (29.730), en lo referente a accidentes de trabajo con baja en jornada; y por Andalucía (47), Cataluña (32) y Comunidad Valenciana (27) si nos referimos a los fallecidos.

Por incidencia según personas activas, Andalucía presenta mucha más mortalidad en el trabajo, al estar ligeramente por debajo en activos que Cataluña y, sin embargo, haber registrado 15 muertes más. Algo similar ocurre con la Comunidad Valenciana, que supone dos tercios de las personas activas de Cataluña y, sin embargo, casi la iguala en mortandad.

Atrapamientos, amputaciones y caídas

Tras revisar las lesiones que originan los accidentes y su descripción, resaltamos el aumento de “Atrapamientos y amputaciones”, así como “Caídas”. Esto pone de manifiesto que no se está prestando la atención que requiere a las medidas de seguridad de máquinas, equipos y condiciones en que las personas trabajadoras deben de realizar su trabajo.

Todos los riesgos, ya sean higiénicos, de seguridad, ergonómicos o psicosociales, deben tenerse en cuenta y ser considerados como el peligro que suponen. Y el deber de las empresas es analizarlos, identificarlos y controlarlos para garantizar que todas y cada una de las personas trabajadoras puedan desarrollar su trabajo en entornos laborales cada vez más seguros y saludables.

Desde USO, recordamos que la salud laboral, del mismo modo que representa un deber para las empresas, es un derecho irrenunciable de las personas trabajadoras; y, como tal, deben defenderlo y reclamarlo todos los días.